Castilla nos une

Castilla nos une

CASTELLANISMOS. Artículo de opinión de «Un castellano leal». (Febrero de 2009).. (01/04/2009)

El historiador ha visto en un domingo frío, en la plaza de Zocodover un grupo de jóvenes castellanistas, participar en un acto de afirmación castellana, cuando lo castellano parece disuelto y perdido. Recuperar lo castellano es tarea difícil. El viejo reino, siendo como fue una verdadera nación, no merece la calificación ni siquiera de  “comunidad histórica”, hoy estas comunidades, son las que históricamente no tuvieron ninguna forma de autogobierno independiente. Permitiéndose acusar de centralismo a Castilla y ensañándose desde la periferia con lo castellano. No queremos convertirnos al victimismo típico de los territorios periféricos gobernados por nacionalistas, aunque nuestra resignación dura hasta hoy. Por eso cuando vemos en Zocodover a gentes centradas del Partido Castellano del norte y del sur de Castilla unidos en las danzas, en los símbolos, en la historia, en los que no existe nostalgia alguna, sino deseos de recuperar una cultura marcada por las libertades que pretendieron mantener  un puñado de hombres y mujeres en las revueltas de las comunidades castellanas, frente al mas poderoso señor del siglo XVI. Observamos  en ellos un embrión identitario, firmes en sus planteamientos políticos regionalistas, y en sus convicciones castellanistas. Se nos antoja un movimiento incipiente que hace historia poco a poco, en el mismo  Zocodover el pasado domingo día 1 de febrero. Era un momento en los anales   del castellanismo toledano ( a constatar por el historiador), que se dibujaba  joven,  discreto, ilusionado, nada resignado, reivindicativo, no se si utópico y por joven pujante que busca hacerse un hueco en el panorama político regional.

 Estos “castellanos regionalistas”, no se parecen en nada a otros grupos de “castellanos nacionalistas” que se mueven con planteamientos de izquierda radical y que también aparecen por Toledo de vez en cuando con sus banderas añiles cargadas de estrellas rojas.

Toledo es la meca de los movimientos castellanistas. Vienen al “símbolo comunero” en peregrinación, pero solo algunos se quedan. Los hay de toda procedencia y condición. Desde los movimientos castellanistas exclusivamente culturales, a  partidos entre  regionalistas de derechas, de centro, de izquierda y nacionalistas radicales.

 Tienen en común alguno de los ideales que nacieron de la revolución comunera de 1521  y el federalismo castellano del siglo XIX, en especial el Pacto Federal  Castellano de 1869. A partir de las diferentes concepciones e interpretaciones, cada uno presenta sus particularidades políticas y culturales.

Consideran la comarca como pieza clave para el desarrollo rural castellano.

Claudio Sánchez Albornoz es el patriarca de la identidad y el pensamiento  contemporáneo castellano en el que algunos se inspiran.

El castellanismo es una ideología, o una forma de sentirse vinculado a un territorio histórico de España, para promover y preservar los valores que son identitarios de Castilla.

La mayoría de los movimientos culturales castellanistas son bastante independientes de los partidos  y muchos participan de la misma idea de territorialidad regional histórica y actúan en  defensa de sus  tradiciones, valores patrimoniales históricos, artísticos y naturales, pensamiento, investigación, lengua y literatura, trabajando por recuperar el prestigio, defensa y difusión de todos ellos, dentro y fuera de España.

En cuanto a la simbología que utilizan unos mantienen el morado (mas bien añil), color que no tiene que ver con Castilla sino con ciertos movimientos románticos y sociedades secretas  del siglo XIX. El morado era además, el color del pendón de los reyes de Aragón por lo que dificilmente fue enarbolado en Villalar, ni en ningún otro lugar por los comuneros ya que el color de las ciudades castellanas de la comunidad, era el rojo o rojo-carmesí. Su introducción en la bandera de la II Republica fue un error histórico que algunos se empeñan en mantener. No fue así en  la I Republica, (federalista por cierto) que con mejor criterio, usó la bandera bicolor,  por lo que la tercera franja de la bandera  de España, si pretendieron hacerla corresponder con Castilla, seria  roja y no morada. Es decir como está y ha estado desde el siglo XVIII. Mas aún, la bandera bicolor (actual) no representa a la monarquía, sino es la nacional de España, independientemente del régimen político del Estado. Cuando éste se modifica, se altera la simbología del Estado( escudo) no la simbología nacional (bandera). El morado pues no es el color de Castilla. El primer cuartel del escudo de España nos da las claves del símbolo primitivo castellano y así lo entienden y lo usan colectivos castellanistas hoy partidarios de la autenticidad simbólica castellana.

En Toledo el antecedente mas próximo de este movimiento, estuvo representado a principios del siglo XX por la  interesante revista  CASTILLA, dirigida por el Sr. Camarasa, de ámbito regional castellano, muchos de cuyos artículos mantienen una coincidente actualidad asombrosa. Otro periódico de gran difusión en la provincia impreso por la Editorial Católica, llevó el nombre del gentilicio regional EL CASTELLANO, hasta su desaparición en la guerra civil, sin un claro perfil castellanista. Posteriormente y después de la aparición del actual régimen autonómico, el sur de Castilla se encuentra vinculado a uno de sus grandes  territorios geográficos, La Mancha, con profusión de publicaciones con este nombre compuesto que ha prendido en la nueva comunidad administrativa.

 

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