Artículo publicado en El Adelantado de Segovia, el 9 de noviembre de 2020
Además de dar nombre a una calle de Segovia, los historiadores creen que el primero de los hermanos residió en la casa del siglo XVI de la plaza de Santa Eulalia que hace esquina con la calle de San Antón.
El cronista de la ciudad de Segovia Carlos de Lecea y García (17 de febrero de 1835 – 11 de noviembre de 1926) dio a conocer a los hermanos Buitrago,Antonio y Pedro, en su libro sobre los comuneros segovianos, asegurando que eran dos de los seis capitanes que, a las órdenes de Juan Bravo, dirigían las escuadras del primero durante la Guerra de las Comunidades de Castilla en el siglo XVI.
De Antonio de Buitrago cuenta que antes del alzamiento de Segovia había sufrido ya destierro de la ciudad por comunero, saliendo el 4 de diciembre de 1520 al frente de 300 hombres para incorporarse a Medina del Campo. Ha quedado constancia de una carta suya a la ‘Santa Junta’ pidiendo ayuda económica porque él y sus soldados padecían de escasez.
Cuenta Lecea que después de la guerra no sufrieron castigo alguno de importancia, como destierro o secuestro de sus bienes, como sí ocurrió a otros capitanes comuneros. Sin embargo, el escudo picado del edificio que se atribuye a la residencia de Antonio de Buitrago, en la plaza de Santa Eulalia, parece indicar que sí sufrieron al menos una represalia por su participación en el bando de Juan Bravo.
No es seguro aunque muy probable que el nombre de la calle de Buitrago, muy próxima a este edificio, se deba a estos hermanos comuneros. Lecea señalaba que tendría que denominarse de Buitragos pero que con el tiempo podía haber sufrido una modificación.
Por su parte, don Mariano Sáez, en su libro ‘Las calles de Segovia’ (1918), indica que la de Buitrago “hace honor el nombre de esta calle a la memoria de los valerosos caudillos comuneros segovianos Antonio y Pedro de Buitrago” y así lo recoge también Juan Antonio Folgado en su publicación ‘Las calles y las plazas de Segovia y sus barrios incorporados’ (publicado en 2009 por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia).
Lo cierto es que el edificio y la calle se encuentran en una zona del barrio de Santa Eulalia, el corazón del arrabal de la ciudad antigua de Segovia, muy vinculada a la historia de la revuelta comunera, pues próxima está también la calle de Muerte y Vida que, según algunos cronistas, hace referencia a un suceso ocurrido cuando los comuneros tenían cercado el Alcázar y a un rico labrador del barrio, Diego de Riofrío, se le ocurrió enviar a un criado suyo a labrar tierras en los altos del Clamores, arroyo que por cierto transcurría por la zona trasera de la Casa Buitrago.
Los defensores del Alcázar se apropiaron del criado y de los bueyes de labranza lo que al saberse en la ciudad generó un alboroto y la multitud cercó la casa de Riofrío que no consiguió convencer a los alborotadores de que le habían quitado los bueyes y no había socorrido a los partidarios del emperador Carlos.
Se lo llevaron preso pero antes de llegar a la cárcel, al pasar por la entonces calle del Berrocal, una mujer gritó que tenían que llevarle a la horca y ella misma arrojó una soga desde la ventana, lo que encendió todavía más los ánimos de algunos de los presentes.
La crónica, o la leyenda, dice que prevaleció la decisión de los más prudentes y la muchedumbre siguió su camino con el preso e incluso algunos se adelantaron para abrir las puertas de la cárcel y evitar nuevos incidentes.
Desde entonces, la calle del Berrocal pasó a denominarse de la Muerte y la Vida, como recuerdo del trance que pasó Diego de Riofrío.
El Clamores
Cuenta don Mariano Sáez que el arroyo Clamores cruzaba la calle Buitrago “hasta que comenzaron las obras de su encauzamiento, salvándose antes su paso por varios pontones que había en este barrio de Santa Eulalia y en el de San Millán, hoy en su mayor parte desaparecidos”; es decir, a principios del siglo pasado.
El Clamores fue el motor para el desarrollo de la industria pañera en el arrabal segoviano. En su recorrido subterráneo por el barrio de Santa Eulalia sigue el curso por la antigua calle de Cantarranas (después de Alférez Provisional y actualmente de Blanca de Silos), donde había un molino de harina. Entra después en la calle de San Antón “puente de San Antón o de Ramiro” y pasa por detrás de la Casa Buitrago hasta la plaza de Somorrostro.
Su soterramiento comenzó en 1884 y finalizó en 1950 y fue uno de los proyectos del arquitecto municipal Joaquín de Odriozola y Grimaud (1844-1913).