El PARTIDO CASTELLANO (PCAS) ante la negativa de Endesa e Iberdrola a solicitar la renovación de la licencia de la Central Nuclear de Garona, considera que estas empresas han engañado a la opinión pública en su solicitud de futuro para la energía nuclear, la lucha contra el cambio climático y la defensa de los puestos de trabajo en la comarca, y que su único interés de lucro económico, se ha venido abajo con las nuevas exigencias de inversiones que la catástrofe de Fukusima ha planteado (probablemente superiores a los 140 millones de euros) junto a la nueva imposición sobre la producción eléctrica que proyectan tanto el Ministerio de Industria y la Junta de Castilla y León. Para el PCAS que la central nuclear de Santa Maria de Garoña no renueve su licencia de explotación, será una buena noticia cuando venga acompañada de inversiones para reactivar la economía de la zona cuya única industria es una central nuclear obsoleta, anticuada, amortizada e insegura, que necesita ingentes inversiones para continuar con su actividad. Iberdrola y Endesa (propietarias de Nuclenor) han renunciado a solicitar su ampliación a pesar de todas las ventajas ofrecidas por el Ministerio de Industria. Así las cosas, el 6 de julio del próximo año, vencerá el permiso de explotación de Garoña.
PCAS viene reclamando desde hace años un mayor esfuerzo presupuestario así como un compromiso real, activo y directo en la creación de empleo y de actividad económica en las Comarcas del norte de Burgos, siendo imprescindible mantener el Plan Reindus y otras alternativas de creación de empleo y dinamización económica que compensen el cierre de la Central «que iba a llegar tarde o temprano».
A los castellanistas les llama la atención, «el ridículo hecho por la Junta de Castilla y León, el Gobierno Rajoy y del Partido Popular en general, por su empecinamiento en apoyar a Nuclenor para mantener abierta una nuclear obsoleta, peligrosa y poco rentable, sin prever ninguna alternativa para cuando llegase su cierre». La preocupación de los castellanistas es ahora para los 300 puestos directos que genera la instalación, por lo cual insta a las administraciones y a Nuclenor, «a que parte de los beneficios obtenidos a lo largo de los años reviertan en la zona con la creación de algún tipo de instalación tecnológica que permita a los empleados seguir trabajando en la zona». Para los castellanistas todavía hay margen de maniobra para crear un Plan de cara al cierre de Garoña. El desmantelamiento de la central durará entre 5 y 10 años, tiempo suficiente para articular medidas de desarrollo para la zona.
A juicio de los castellanistas «Garoña representa el pasado, es una de las instalaciones nucleares más viejas de Europa, idéntica a la unidad 1 de Fukushima, causante de uno de los peores accidentes nucleares de la Historia y supone sólo una producción inferior al 1,2% del sistema eléctrico español, además no asegura la dependencia energética de España pues el 100% del combustible de uranio que utiliza Garoña y las demás centrales nucleares instaladas en España procede del extranjero.
Sin embargo al tiempo que se felicita por el cierre de esta obsoleta central Nuclear, el PCAS emplaza al Gobierno Central a retomar las inversiones previstas en el «Plan Garoña» y el Plan Reindus en el norte de la provincia de Burgos. La instalación nuclear ha frenado durante años el desarrollo de otros sectores económicos en la comarca, como son la modernización y mejora de la rentabilidad de las empresas del sector agropecuario centradas en los productos de calidad, la creación de industrias en los sectores de las nuevas tecnologías y las energías renovables, y la potenciación de un sector turístico de primer nivel, que utilice como vectores el extraordinario Patrimonio Cultural y Natural de las comarcas del norte de Burgos.
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