El Secretario General del PARTIDO CASTELLANO (PCAS) y portavoz en Toledo, Pedro Manuel Soriano, ha lamentado “tener razón en su advertencia de que en Gerardo Lobo antes o después se iba a producir un accidente por el caos que reina entre los autobuses urbanos, el bus turístico de la ciudad, los autobuses turísticos, los vehículos particulares y los peatones. Por suerte en esta ocasión no ha habido que lamentar desgracias personales, pero el atasco que se produjo ayer en esta calle tras el choque entre un vehículo que salía del parking y un autobús urbano convirtió la calle en una ratonera”.
Desde el PCAS ya advertimos cuando se trasladó la parada de autobuses a Gerardo Lobo que al haber empezado en las mismas fechas las obras de recubrimiento de la fachada del Palacio de Congresos (durante un año y medio hemos estado oyendo que iban a empezar en breve, y al final han empezado cuando más molestaban a la circulación), el carril de bajada se había limitado extraordinariamente y eso podía complicar la circulación en la calle. Una vez más se ha demostrado que no existe coordinación entre las distintas concejalías, pues Movilidad y Vivienda (no olvidemos que la EMV tiene la encomienda de la obra del Miradero) no han sido capaces de coordinarse en un traslado tan importante como este. Claro, que seguro que el Sr. Alcalde no quiere saber nada de esta clara falta de coordinación, porque él está sólo para ponerse las medallas y apuntarse todo lo bueno que se pueda hacer en el Ayuntamiento, los problemas y los errores siempre son de los demás.
Una vez más el PARTIDO CASTELLANO (PCAS) en Toledo pide mayores medidas de control en la calle Gerardo Lobo, pues ya que no han sido capaces desde el Ayuntamiento de prever los problemas que todos habíamos visto, al menos esperemos que sean capaces de intentar mejorar el caos con medidas de control. Una de las principales debe ser señalizar correctamente la salida del parking del Miradero (obligando a todos los vehículos a que giren en dirección bajada hacia la Ronda del Granadal y no puedan girar hacia arriba de Gerardo Lobo) y obligar a los autobuses a que circulen lo más lentamente posible, pues no suelen ser muy “cuidadosos” cuando enfilan la ahora muy estrecha bajada de Gerardo Lobo.
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