La concejala por el PARTIDO DE CASTILLA Y LEÓN (PCAL), en el Ayuntamiento de Borobia, Anunciación Crespo, se ha reunió en la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) con el comisario de aguas, Ángel Núñez, y el jefe del gabinete del presidente, Manuel Arnal, para tratar sobre las afecciones que el proyecto de explotación minera de magnesitas, a cielo abierto en Borobia, tendría en las cuencas de los ríos Manubles, Isuela, Aranda y Ribota, afluentes del Jalón y pertenecientes a la Confederación Hidrográfica del Ebro
La concejala castellanista ha transmitido a la CHE la inquietud, preocupación y rechazo que este proyecto minero genera en la zona afectada a causa de las afecciones irreversibles que tendría en todos los recursos (hídricos, ambientales, agropecuarios, paisajísticos, turísticos, culturales e históricos), en las personas y en su medio de vida de más de 30 municipios, tanto de Castilla y León como de Aragón. Al mismo tiempo ha recabado información sobre dicha proyecto.
La explotación minera, proyectada por una empresa franco-griega, se situaría en el paraje El Tablado de Borobia, en alta montaña y cabecera de cuenca; en zona protegida por Directiva Comunitaria porque allí se captan aguas para consumo humano; en el límite con el Parque Natural del Moncayo, el municipio soriano de Beratón y los municipios zaragozanos de Purujosa, Calcena y Pomer .
Según Naciones Unidas, menos del 1% del agua dulce de la Tierra es asequible para uso humano.
Un informe de la Universidad de Zaragoza, titulado “Borobia, un mirador sobre 600 millones de años de historia geológica” recoge, entre otras cosas, que en El Tablado “puede observarse un ejemplo espectacular de conservación del paisaje de finales de la Era Terciaria, una zona a todas luces incompatible con la apertura de una explotación minera a cielo abierto, ya que esquilmaría un entorno que se mantiene incólume desde finales de esa Era”.
Existe consenso sobre el tema en el sentido de que ninguna actividad industrial es tan agresiva ambiental, social y culturalmente como la minería a cielo abierto, ni más devastadora en términos ambientales y sociales. Es un proceso a base de voladuras y machaqueo, con excavación de grandes cráteres.
Con más de 2.500 kilos de explosivos en cada voladura, la explotación minera reventaría los acuíferos, manantiales, nacederos de ríos, captaciones de agua para consumo humano, canalizaciones de agua para consumo humano, barrancos, arroyos, rezumes, acequias, fuentes, abrevaderos, majadas, parcelas de cereal, pastos y arbolado y vías pecuarias que se encuentran en dicho paraje.
El 89% de los borobianos votó en contra de la explotación minera en el 2000. Desde entonces, se han venido sucediendo alegaciones y recursos ante la Junta de Castilla y León; se han entregado cerca de 12.000 firmas tanto en los ministerios de Medio Ambiente, Rural y Marino y Sanidad, como en la Junta de Castilla y león y la Diputación General de Aragón; se han realizado varias manifestaciones, concentraciones, marchas, conciertos, charlas, conferencias y se ha participado en foros nacionales e internacionales y en diversos congresos. El último acto tuvo lugar el pasado 30 de enero en Calatayud (Zaragoza), donde miles de personas se agruparon, bajo el lema “Concéntrate por tu Tierra”, en contra de la mina de Borobia.
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